HOMENAJE A JOSÉ MANUEL ESTRADA
Orador, escritor, periodista y educador
(13 de julio de 1842 - 17 de septiembre de 1894)
Nació en
Buenos Aires el 13 de julio de 1842 y fue un destacado intelectual de la
segunda mitad del siglo XIX, además de ser uno de los más eminentes oradores de
nuestro país en esos años. Fue historiador, de formación autodidacta, católico
combativo, periodista y político encumbrado.
Estrada quedó huérfano a muy temprana edad, y de su educación se hizo cargo su
abuela, Carmen de Liniers. En su educación formal aprendió filosofía, teología,
religión y humanidades. A través de esta enseñanza, Estrada se formó como un
férreo católico, al punto que sería la defensa de este dogma la que lo llevaría
a destacar como político.
En 1858, al finalizar sus estudios primarios, recibió un premio en el concurso
de historia del Liceo Literario, por su obra relativa al descubrimiento de
América. Este estímulo hizo que orientara su formación autodidacta a los
asuntos históricos, que luego lo convertiría en uno de los más destacados
historiadores argentinos. Por esa época, además, Estrada comienza su actividad
como periodista, como redactor de La Guirnalda, Las Novedades y La Paz.
Incorporada Buenos Aires a la Confederación,
adhirió a la
Constitución Nacional, y publicó el opúsculo Signun Foederis
(El signo de la
Confederación), que se convirtió en su profesión de fe
religiosa, nacional y política. En 1861, publicó El génesis de nuestra raza,
una obra polémica en la que replicaba al profesor Gustavo Minelli, quien había
levantado banderas anticatólicas. Al año siguiente publicó otra réplica,
llamada El catolicismo y la democracia en la que respondía a Francisco Bilbao,
quien sostenía la incompatibilidad de la democracia y la religión.
En 1865, presentó su primera obra decididamente histórica (Ensayo histórico
sobre la revolución de los comuneros del Paraguay en el siglo XVIII), y comenzó
a escribir la Historia
de la Provincia
de Misiones (obra que dejaría inconclusa). Un año después, en 1866, se inició
en la docencia, en la
Escuela Normal, donde desarrollaría unas muy famosas
Lecciones sobre la Historia
de la República
Argentina, compiladas luego en un libro que publicó la Revista Argentina,
y que es quizás el primero de la historiografía nacional. (La Revista Argentina
era una creación suya).
Por entonces, Estrada gozaba ya de un profundo reconocimiento, a pesar de su
juventud. Tanto, que Sarmiento lo nombró Secretario de Relaciones Exteriores, y
le encargó la enseñanza de Instrucción Cívica en el Colegio Nacional, donde ya
enseñaba filosofía. Poco después, en 1869, fue nombrado Jefe del Departamento
General de Escuelas, cargo en el que permaneció sólo un año.
Comenzó su actividad política en 1871, cuando formó parte de la Convención Provincial
Constituyente, encargada de redactar y sancionar la Constitución
provincial de 1874. En 1873, fue elegido diputado por Buenos Aires. En ese año,
además, fundó el periódico El Argentino, en el que publicaría varios estudios
históricos.
En 1874, se hizo cargo de la
Dirección de Escuelas Normales, y del Decanato de la recién
creada Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires. Es de destacar este altísimo honor, teniendo en cuenta que Estrada no
tenía título profesional alguno, pese a ser un intelectual de primer orden
dentro del panorama del pensamiento argentino de la época.
Dictó, también, clases de Derecho Constitucional y Administrativo en la Facultad de Derecho.
Algunos de estos cursos, sobre el sistema federal argentino, el régimen
municipal o la libertad de sufragio, fueron magistrales. Las versiones
taquigráficas de dichas clases fueron posteriormente compiladas en la obra
Curso de Derecho Constitucional. Esta faceta de publicista, además de docente y
buen orador, sería una de las más destacables de su actuación pública. Siendo
Rector del Colegio Nacional (entre 1876 y 1888), Estrada pronunció discursos
memorables.
A partir de 1880, debió ocuparse de asuntos que le merecían mayor atención.
Transcurría la primera presidencia de Julio A. Roca, y en el país se
vislumbraba una fuerte corriente de pensamiento anticatólico. Comenzó entonces
una lucha publicística sin cuartel en defensa del catolicismo, desde el
periodismo y desde la tribuna. Se discutía entonces la exclusión de la
enseñanza católica de las escuelas, la ley de matrimonio civil y otra
legislación que era considerada por los católicos como un atentado contra la Iglesia. Estrada
fue elegido presidente de la Asociación Católica y fundó en 1882 el diario La Unión desde donde mantuvo
una lucha constante contra los liberales. Éstos conseguían triunfos, como la
consagración de la enseñanza laica, sancionada por el Congreso Pedagógico de
1882 y tratada en la Cámara
de Diputados de la Nación
en julio de 1883. Estrada, mientras tanto, realizaba giras proselitistas por el
interior, celebrando congresos católicos. En represalia, fue separado de todos
sus cargos públicos, aunque no pudieron callarlo. En 1884, la Primera Asamblea
de Católicos Argentinos tuvo una concurrencia excepcional y gestó una alianza
política en defensa de las ideas católicas. Estrada fue elegido diputado
nacional. En el Congreso, pronunció discursos llenos de vigor expositivo y que
fueron centrales en varios debates, especialmente los que enmarcaron el
tratamiento de la Ley
de Matrimonio Civil, sancionada finalmente en 1888.
Luego de apoyar el gobierno de Juárez Celman, Estrada se incorporó a la Unión Cívica. En
abril de 1890, mientras pronunciaba un discurso en el Frontón de Buenos Aires,
sufrió una descompensación que le obligó a retirarse por un tiempo de la vida
pública. La revolución radical de julio lo encontró en Rosario de la Frontera, donde se hallaba
descansando y reponiéndose. De inmediato, viajó a Buenos Aires y tomó parte de
las gestiones políticas que siguieron a la fallida revolución.
Posteriormente, comandando las fuerzas políticas católicas, apoyó la
candidatura de Luis Saénz Peña, quién le ofreció el cargo de Ministro. Rehusó
ese cargo, pero aceptó el de Ministro plenipotenciario en Paraguay, función en
la que permanecería durante un año.
En septiembre de 1894, la enfermedad lo venció y falleció en la capital
paraguaya. Murió en Asunción (Paraguay) el 17 de setiembre de 1894.
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